domingo, 19 de febrero de 2012

El peor día de mi vida


En la semana una amiga me habló y dijo que teníamos que festejar  mi cumpleaños, aunque ya había pasado. Planeamos ir a un bar el viernes. Llegó el día y nos fuimos al ArticBar. Ahí estábamos  tomando y platicando, y una de mis amigas dijo que me tenía una sorpresa. En eso llegó mi exnovio Leonardo. Se quedó con nosotras y seguimos tomando. Después él  dijo que olvidó algo en su automóvil y me pidió que lo acompañara y acepté.
Llegamos y nos metimos. Hablamos un poco, pero sin que me diera cuenta nos empezamos a besar. Las cosas se calentaron. Nos pasamos a la parte posterior dejando algo de ropa. Pero en un momento abrí los ojos y vi a dos personas afuera del carro y estaban tocando la puerta. Él también se asustó, se levantó y bajó el vidrio. De repente escuché “Por favor bajen del automóvil” y dije "¡Oh, por Dios, es la policía!" Nos vestimos rápido y bajamos. Yo no quería bajar porque me sentía demasiado avergonzada.
Estábamos afuera con los policías y nos estaban echando un chorote que no recuerdo, por la pena. Pero parecía que todo iba a quedar ahí, en un momento muy vergonzoso. Mi ex ya les iba a dar dinero; cuando uno de los policías preguntó mi edad, se la dije. No creí que habría problema, pero él no me creyó y me pidió mi identificación. Iba a buscar mi bolsa cuando recordé que se quedó en el bar, porque se la dejé a una amiga. Expliqué a los policías y no me creyeron. Así, decidieron llevarnos a la Delegación por faltas a la moral y porque supuestamente yo era menor de edad.
Llegamos a la Delegación y tuve que hablarle a mi mamá para que llevara dinero y mis papeles. Leonardo hizo lo mismo, le habló a sus papás. Se me caía la cara de vergüenza. No quería que llegara mi mamá, no quería verla.
Media hora después llegó mi mamá y para mi sorpresa venía con mi tío, que es abogado. Al poco tiempo llegaron los papás de Leo. Quería que se abriera la tierra y me tragara. 
Arreglamos todo y pudimos irnos. En todo el camino no hablé para nada. Llegué a la casa y  lo único que dijo mi mamá fue que mi castigo era la vergüenza que había pasado y la culpa que sentía por haber engañado a mi novio.

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